Hoy vamos a hacer una ruta cerca de La Alberca, en la que hay una parte adaptada a personas con movilidad reducida, la Senda Accesible del Valle de las Batuecas, y otra parte en la que tendremos que ir por un sendero al lado del Río Batuecas para llegar hasta el Canchal de las Cabras Pintadas.
Para llegar al inicio de la ruta, iremos hasta La Alberca y una vez la pasemos, continuaremos por la SA-201 hasta llegar al punto kilométrico 35, donde hay una zona habilitada para aparcar.
Antes de llegar a este parking, pasaremos por delante de otro, ese está hecho para personas con mobilidad reducida, así que si tenemos buenas piernas, a dejarlo en este y caminar un poquito más.
Un camino debidamente señalizado nos llevará hasta el otro aparcamiento.
Justo antes de empezar la ruta, hay un enorme panel con mucha información sobre esta primera parte de la ruta y la zona.
Hay un par de puentes para poder pasar por encima del Río Batuecas, de ahí que la ruta para personas con mobilidad reducida empiece un poquito más arriba.
Como este camino pasa junto al Río Batuecas, hay muchos puntos por donde podemos bajar hasta él y refrescarnos un poco.
Su aguas frescas y cristalinas invitan a un bañito. Más arriba, junto al Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas, de los Carmelitas Descalzos hay una zona con piscinas naturales donde mucha gente va a darse un buen baño.
Pasamos por un segundo puente antes de empezar la senda accesible. A mi padre le cuesta un poquitín pasar por estos puentes, es lo que tiene la rodilla de titanio.
Después de unos 400 metros andando desde el parking donde dejamos el coche, llegamos al Parking de las Batuecas, el habilitado para las persones con mobilidad reducida, y el inicio de la Senda Accesible del Valle de las Batuecas.
La senda accesible es un recorrido de unos 1200 metros ida y vuelta, que nos lleva desde el Parking de las Batuecas hasta el Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas, de los Carmelitas Descalzos.
Las pasarelas van siguiendo el curso del río y lo cruzan un par de veces.
El recorrido transcurre bajo la sombra de los árboles que nos rodean.
Cada pocos metros hay zonas en las que encontraremos bancos donde sentarnos, y varios paneles informativos de la zona, flora, fauna, río ...
Una pequeña lagartija que se pasea tranquilamente por encima de las barandillas, nos acercamos a ella para sacarle una foto y ni se inmuta, ella tan tranquila tomando su ración de sol diaria.
En los riscos anidan parejas de buitres, pero como nos hemos dejado los prismáticos en el coche , esta vez no podremos ver a los polluelos.
A mitad del recorrido llegamos a una zona donde hay un merendero.
En esta zona, hay que cumplir ciertas normas básicas, no enceder fuego, no hacer ruidos fuertes para molestar a los animales que viven en el bosque ... por si acaso se nos olvidan, hay un panel que nos indica la normativa de est zona recreativa.
También hay una fuente con agua sin garantia sanitaria, todos nosotros bebimos y todavía no nos ha pasado nada.
Volvemos a pasar por un puente para ir hasta la otra orilla del Río Batuecas.
Nada más pasar el puente hay una señal con los caminos a seguir por la zona, nosotros continuaremos dirección Monasterio y Pinturas Rupestres.
La pasarela de madera se ha terminado y ahora el camino es de tierra, aún así está perfectamente habilitado para que puedan ir personas en sillas de ruedas.
Después de unos escasos 100 metros a pleno sol, llegamos a una pequeña placita donde termina la senda accesible.
A mano izquierda hay un sitio por donde bajar hasta el Río Batuecas y refrescarnos un poco, también está indicado el camino para llegar hasta las piscinas naturales.
Barbie se mete un poco en el agua para remojarse, beber un poco y al momento vuelve a coger la enorme piña que lleva jejejeje, no sea que se la quite alguien.
En esta placita hay varios paneles informativos, tenemos otro panel de la Senda Accesible del Valle de las Batuecas con los puntos de interés desde aquí hasta el Canchal de las Cabras.
Y otro enorme panel donde nos da información acerca de las pinturas rupestres de Las Bauecas.
Seguimos caminando hacia adelante para llegar al Canchal de las Cabras Pintadas y pasamos junto a una casa situada a la derecha del camino.
Llegamos al Monasterio del Santo Desierto de San José de las Batuecas, de los Carmelitas Descalzos, aquí se acaba la ruta habilitada para personas con mobilidad reducida.
Un bonito poema en la pared de la entrada al monasterio.
Como para mi padre va a ser imposible continuar con la ruta, él y mi madre se quedan a la sombrita en el monasterio, y nosotros cinco vamos a seguir con la ruta hasta llegar al canchal. Para ello deberemos seguir las indicaciones y seguir las marcas blanca y amarilla.
Vamos junto a la pared del monasterio hasta llegar al Río Batuecas, donde hay un pequeño caminito que va junto a la orilla, a partir de aquí es una Reserva Regional de Caza y nos advierten que río arriba tenemos que llevar a los perros atados y que no se puede acampar.
Este tramo junto al río es bastante estrecho, con muchas raíces, piedras y algún que otro charco de agua que tendremos que salvar sí o sí.
Una vez que dejamos el estrecho tramo que hay junto al convento, el camino se normaliza y se vuelve ancho. Poco antes de acabar el convento, a mano izquierda tenemos un desvío para ir hasta el Mirador de San José.
Junto a la pared del convento se puede ver la canalización de agua del Río Batuecas que los abastece de agua.
Pasamos junto al Tejo del Convento, un tipo de árbol legendario, mágico y a la vez peligroso. Su toxina, la taxina ha sido utilizada desde tiempos inmemoriables tanto para curar como para matar.
Continuamos el camino siguiendo las marcas blancas y amarillas y llegamos al final del convento, ahora el camino gira hacia la izquierda.
Atravesamos un puente de piedra.
Este pobre árbol tiene pinta de haber recibido el impacto de un rayo.
Pasado el puente de piedra, se puede ver como los monjes desvían el agua del Río Bauecas.
Un sistema de canales y presas para abastecerse de agua para su consumo y el regadío de sus huertos.
Pasamos por debajo de una pared de piedra con su correspondiente puerta para seguir con la ruta.
A partir de ahora el camino se estrecha y se vuelve muy abrupto.
A la derecha del camino nos encontraremos con diversas surgencias de agua.
Continuamos subidendo y casi llegando al Canchas de las Cabras Pintadas tendremos que pasar por un par de tarteras.
En la última parte del trayecto tendremos que subir por unas escaleras.
Es un tramo un poco largo y donde se acumula casi todo el desnivel de la ruta, así que a tomárselo con calma, que no estamos en una carrera.
Unas cuerdas un poco deterioradas hacen la función de barandilla, no son muy fiables, así que tampoco os agarréis mucho a ellas.
Después una buena dosis de escaleras llegamos al Canchas de las Cabras Pintadas.
Las pinturas rupestres de Batuecas pertenecen a las llamadas pinturas
esquemáticas. La mayor parte de los estudiosos del tema las consideran
como representaciones eminentemente simbólicas, esto es, que encierran
un significado, que va más allá de los motivos representados. Casi todos
los refugios rupestres están situados a ambos lados del río Batuecas,
muy cerca del cauce fluvial, y en su curso alto, cerca del nacimiento.
Esta es una zona en la que el río se encajona y sobresalen grandes
resaltes rocosos de cuarcitas, formando canchales con paredes cortadas a
tajo.
Las pinturas se han tenido que proteger con estas rejas metálicas a causa del vandalismo.
Finalmente, tras ver este pequeño pedazo de nuestra prehistoria, podemos empezar el regreso por el mismo camino por el que hemos llegado hasta aquí. Una ruta sencilla y que podemos dividir en dos partes, la senda accesible y la parte del monasterio hasta el canchal.
FOTOS
DESNIVEL
MAPA
TRACK GPS
Distancia: 5 kilómetros 500 metros
Desnivel: 100 metros
Duración: 2 horas 30 minutos
No hay comentarios:
Publicar un comentario