Hoy nos vamos a la Sierra de Entzia (Álava - País Vasco), la continuación occidental de la Sierra de Urbasa (Pamplona - Navarra), para ir a descubrir el Laberinto de Arno.
Para llegar hasta el parking, iremos por la Autovía de Pamplona a Vitoria-Gasteiz A10 / A1, y tomaremos la salida 380 dirección Agurain / Salvatierra / Opakua. Saldremos a una rotonda donde tomaremos la salida dirección Opakua A-2128. Continuaremos por la A-2128 hasta llegar al Puerto de Opakua, donde giraremos a mano izquierda por una carretera estrecha y con algún que otro bache durante unos 2,4 kilómetros hasta llegar al Parking de los Alemanes.
El parking de Los Alemanes, recibe su nombre por el grupo de ingenieros teutones que en los años 60 del siglo pasado buscó petróleo en la sierra sin éxito alguno.
La zona para aparcar es muy amplia y no tiene ninguna sombra.
Justo delante del parking tenemos la entrada al camino que nos llevará hasta la Charca de Iturbatz. Un cartel nos advierte que estamos en una zona de ámbito ganadero preferente, así que llevaremos a las fieras atadas.
Otro panel nos explica la formación de los narcisos en la Charca de Iturbatz.
Empezamos a caminar por el ancho sendero y ya podemos escuchar a los caballos que campan libremente justo por delante nuestro.
En esta parte del sendero la vegetación que más abunda es el Pino Insignis, una especie originaria de California, Estados Unidos y la especie que más superficie ocupa en el territorio del País Vasco, siendo
la más utilizada por los propietarios forestales a la hora de llevar a
cabo una repoblación, dada su alta producción.
Salimos a la Charca de Iturbatz, un pequeño embalse rodeado de árboles que parece natural y tiene un alto
valor ecológico, puesto que, además del ganado y los animales salvajes de la zona, lo
aprovechan las aves de paso para descansar en sus migraciones.
En la otra orilla podemos ver la gran cantidad de narcisos que hay en la Charca de Iturbatz.
Barbie ya se ha bañado, ha pillado piñas y escarbado en busca de sus amigos los topos, vale que la tenemos que llevar atada porque hay caballos libres muy cerca, pero os aseguro que se lo está pasando mucho mejor que durmiendo en el sofá de casa.
Junto al embalse vemos unos troncos de pino insignis que han crecido uno pegado al otro y donde alguien ha construido una pequeña cabaña donde refugiarse.
Vamos subiendo por el embalse para ir hasta el sendero que nos llevará al Laberinto de Arno.
Atravesamos un puente donde podemos ver una gran cantidad de narcisos, lástima que no estén en flor.
Esperando a mi padre, que el pobrecillo va más lento que el resto.
Un árbol ha caido recientemente y corta el camino, menos mal que es pequeñín y se puede saltar sin problemas, bueno, mi padre lo tendrá que rodear, porque saltar no puede ni de coña.
Una gigantesca babosa de color negro sale a mitad del camino, menos mal que la hemos visto y no la hemos aplastado por accidente.
Llegamos a la Fuente de Iturbatz, toca mojarse un poco los pies para atravesar este tramo, menos mal que hay poca agua y si pisas de piedra en piedra apenas te mojas.
Después de subir un pequeño montículo y girar hacia nuestra derecha salimos a un ancho sendero.
El tocón de una enorme haya. Un tocón es la sección de tronco que queda en el suelo unida a la
raíz cuando el corte se realiza cercano a su base.
Es muy curioso el cambio de vegetación en cuanto a árboles se refiere. En la primera parte, hasta la Fuente de Itrubatz todo eran Pinus Insignis, y una vez que subimos el montículo y salimos al sendero todo son hayas (Fagus sylvatica).
El sendero es ancho y se ve con claridad. Como referencia para no perdernos o desviarnos por algún camino que no sea el bueno, en la parte inicial de este sendero, a nuestra izquierda hemos de tener el río que baja hasta la Charca de Iturbatz.
Para evitar desorientarnos en esta ruta, que es muy fácil ya que no hay señalización alguna, lo mejor es ayudarse con un GPS.
Empezamos a ver alguna que otra formación kárstica y dejamos que nuestra imaginación vuele para encontrarle alguna forma conocida.
A medida que nos acercamos cada vez más al Puerto de Bikuña, la vegetación va variando un poquito, ahora tenemos robles, fresnos, abedules y grandes helechos.
A punto de salir a un pequeño claro en el bosque.
Terminando de subir la pequeña cuesta que nos lleva al claro del bosque.
Es muy curioso que en esta parte donde da el sol no haya ningún árbol y solo crezca el boj y helechos.
Para que luego digan que no salgo nunca en las fotos. Barbie, yo, mi madre, Maya (ese pequeña manchita negra que se ve en el suelo) y Gemma.
Una pequeña sima junto al camino.
Un hito que nos señaliza el camino, creo que es el primero que hemos visto en todo lo que llevamos de ruta.
Hayas y helechos gigantes al fondo.
De nuevo salimos a otro claro en el bosque, rodeados por helechos y boj.
Mi padre haciéndole una foto a los helechos, menos mal que va de azul porque apenas se le ve entre los helechos.
Por fin llegamos al Laberinto de Arno.
Barbie ve un agujero y mete toda la cabezota dentro de él, cualquier día le saldrá algún bicho y se cagará de miedo.
El Laberinto de Arno es una formación kárstica donde la piedra caliza ha sido erosionada durante millones de años para ofrecernos estas curiosas formaciones.
Una vez que llegamos al Laberinto de Arno, lo mejor es perderse entre él para disfrutar de las formas que oculta.
Los contraluces le dan más mágia al lugar.
El laberinto es muy grande, te puedes tirar un buen rato para poder observarlo todo.
Si después de visitar el Laberinto de Arno tenemos ganas de más laberintos, muy cerquita tenemos el Laberinto de Katarri.
Judit empezando a hacer de las suyas subiéndose por todos los sitios habidos y por haber.
Estrechos pasillos entre las formaciones.
La hojarasca cubre totalmente el suelo y hay que ir con un poquitín de cuidado no meyas el pie en un agujero que no se ve.
Las grandes rocas del suelo están totalmentes cubiertas por musgo, creemos que son criaturas mágicas del bosque dormidas que se van a despertar en cualquier momento.
Judit y Gemma intentando empujar una enorme piedra.
Pasamos o no pasamos?
El arco del Laberinto de Arno.
Tuve la brillante y maravillosa idea de bajar a una pequeña sima que había y ... no os lo recomiendo, con la hojarasca no se ve el fondo y era todo barro, hasta el tobillo que me puse perdido jajajaja.
Desde arriba las vistas son diferentes, al final Gemma y mi madre también se han tenido que subir, es que ...
Y colorín colorado, este laberinto se ha terminado. Una excursión sencillita en cuanto a distancia y dificultad física, son 5,5 kilómetros y 120 metros de desnivel positivo en toda la ruta, pero en cuanto a orientación es un poco complicada ya que no hay señalización alguna y es fácil perderse, si llevas gps o eres una fiera orientándote no tendrás ningún problema.
FOTOS
DESNIVEL
MAPA
TRACK GPS
Distancia: 5,5 kilómetros
Desnivel: 120 metros
Duración: 2 horas 30 minutos
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