Empezamos las vaciones y nuestro destino este año es ... ¡¡Asturias!! Como el viaje desde Mataró a Bermiego, el pueblo donde nos alojaremos, son casi 11 horas de coche, hacerlo en una sola vez es mucha paliza para las perras, y para nosotros también, así que dividimos el viaje en dos jornadas y hacemos una parada en Logroño, ciudad a la que le hacemos una pequeña visita hoy por la tarde.
Nos alojamos en un precioso apartamento en Lardero, y como estamos a 10 minutos del centro de Logroño, no vamos a dejar escapar la ocasión de visitar esta preciosa ciudad. Nuestro punto de partida es el Paseo del Espolón.
Dejamos el coche en el aparcamiento que hay en el Paseo del Espolón.
Como no estamos en la montaña, el uso de la mascarilla es obligatorio. Maya y Barbie nos miran raro y piensan "Qué habrán hecho los humanos para que todos lleven bozal y nosotras no?"
Entramos a dar una vuelta por todo el Paseo del Espolón, que en realidad se llama Paseo del Príncipe de Vergara, se la considera una de las plazas más emblemática de Logroño y uno de sus principales pulmones verdes.
Hace muchísimo calor, estamos a 38ºC, y antes de continuar la ruta, nos paramos a dar agua a Maya y Barbie; es curioso ver que las fuentes están decoradas con motivos marinos y platos con patas de leones.
Gemma y Judit junto a la estatua de Espartero. Baldomero Espartero, fue regente del reino de España con Isabel II
como reina, y vivió una parte de su vida en Logroño, lugar donde se
encuentra su sepulcro. Su esposa, María Jacinta Martínez de Sicilia y
Santa Cruz, era natural de Logroño.
Salimos del Paseo del Espolón y nos dirigimos a la calle Sagasta.
Pasamos junto al Mercado de Abastos "San Blas" que aúna la belleza arquitectónica de su mercado con una oferta culinaria apetitosa: pescados, hortalizas, frutos secos, ...
Junto al Mercado tenemos la calle El Peso, que es por donde continuamos nuestra ruta.
Todavía no han abierto los bares y está todo muy tranquilo.
Después de la calle El Peso, tenemos la famosa calle del Laurel.
La Taberna del tío Blas es el primer bar que nos recibe en la calle del Laurel.
A medida que avanzamos por la calle vemos algún bar ya abierto.
Cuesta creer que dentro de pocas horas esta calle se pondrá a reventar de gente y casi no se podrá andar...
Gemma se ha quedado con las ganas de tomarse unos pinchos y unos vinitos.
Un enorme cartel nos recuerda las medidas sanitarias de seguridad que debemos mantener en todo momento.
Cuando la calle del Laurel termina, giramos a la izquierda para dirigirnos hacia la calle Bretón de los Herreros.
En Bretón de los Herreros iremos hacia nuestra derecha.
En esta calle pasan muy pocos coches. No sabemos si se trata de una calle peatonal o el tráfico está restringido, pero hay que reconocer que sin los coches se pasea muy bien.
Si Maya y Barbie se hidrataron en el Paseo del Espolón, ahora nos toca a nosotros hacer una parada en una de estas terracitas para tomarnos una cervecita bien fresquita, ya que con el calor hay que hidratarse mucho jejejeje...
Continuamos por la calle Once de Junio y vemos una curiosa estatua de dos excursionistas.
Se trata del Monumento a la Valvanerada, es un homenaje a todas las
personas que realizan la marcha anual hasta el Monasterio de la
Valvanera a 63 km, de Logroño.
Pasamos junto a la Muralla del Revellín, una antigua muralla de defensa de la ciudad.
Gemma, Maya y Judit junto al Cubo de Revellín, un torreón defensivo de la ciudad.
Después del asfalto, ahora toca un poco de verde, así que cruzamos la calle del Norte para ir al Parque del Ebro.
El Parque del Ebro en un conjunto de parques que hay en la ribera del río.
La temperatura aquí es algo más agradable que en pleno centro de Logroño. Se agradece, y mucho, la sombra de los árboles.
Subimos por la parte derecha del acceso al puente que hay sobre el Río Ebro.
El puente tiene unos 300 metros de longitud, y nos permite ir de una orilla a otra.
Hay bastante gente paseando por aquí, pero siempre encuentras un huequecillo sin nadie para hacerte una fotillo de recuerdo.
Gemma, Judit y Maya con el Puente de Hierro al fondo.
Judit, Barbie y yo con el Río Ebro de fondo.
Volvemos de nuevo al inicio del puente. Vaya pintas con las mascarillas.
Ahora continuamos por el paseo que hay junto a la ribera del Río Ebro, por sorprendente que parezca no hay nadie.
Judit me quita a Barbie y dice que la va a pasear ella el resto de la ruta jeje, ya veremos quién va a pasear a quién.
Por este tramo del paseo pasa el GR-99.
No podemos seguir por el paseo ya que hay unas obras, toca subir las escaleras, ir un pequeño tramo por la carretera y luego ya podemos volver a bajar de nuevo al paseo.
Sorteamos las obras y bajamos el Paseo de la Florida.
En esta parte del río, donde hay un pequeño salto de agua, podemos ver algunas aves del entorno fluvial como la Garza Imperial.
Al llegar al mirador del Ebro del Paseo de la Florida, a nuestra derecha hay unas escaleras, subiremos por ellas para ir volviendo al punto de inicio. Vaya, vaya, alguien se ha olvidado a Barbie por el camino jajajaja.
Subimos el por Paseo de la Constitución.
Judit junto a una estatua en el Paseo de la Constitución.
La parte final del Paseo de la Contitución tiene varias fuentes y mesas de ping pong.
Subimos unas escaleras y vamos a la izquierda por la Calle Tricio, para salir a la Avenida de Doce Ligero de Artillería.
Vamos rodeando el Ayuntamiento de Logroño hasta salir a la Plaza del Ayuntamiento.
Ahora seguimos por la Avenida la Paz y pasamos por delante de algunos edificios muy bonitos, como la Escuela Superior de Diseño de La Rioja.
Hay edificios tan chulos que te apetece parar para mirar todos sus detalles.
Cambiamos de acera y vamos al parque Glorieta del Doctor Zubía.
Pasamos junto al IES Práxedes Mateo Sagasta y salimos justo al lado del parking del Paseo del Espolón, donde tenemos el coche y así podemos dar por finalizada esta pequeña excursión por Logroño. Un paseo agradable en el que no hemos de tener prisa ninguna y pararnos tantas veces como queramos para disfrutas de su hostelería, historia, arquitectura o parques.
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