Hoy nos desplazamos hasta Castellar del Vallès, para subir al 100 Cim - Puig de la Creu.
Para llegar al punto de inicio de esta ruta, iremos hasta la población de Castellar del Vallès, y dejaremos el coche al final del Carrer del Forn de Raig , donde hay un parking público en el que podemos dejar el coche.
Una vez equipados, empezaremos subiendo por el Carrer Bonavista, justo delante nuestro, y en el que hay unas pintadas amarillas y azules en el suelo.
Justo al terminar de subir el Carrer Bonavista, veremos un estrecho y corto corriol a la derecha, que sube hacia la montaña, iremos por él.
Al terminar este corto corriol, giraremos a nuestra derecha y avanzaremos unos 200 metros hasta llegar al Bosc de Pedres, donde podemos hacer la "obra" que nos apetezca con las piedras que hay en el suelo.
Después de nuestra aportación artística al Bosc de Pedres, a la izquierda veremos unos pequeños escalones tallados en la piedra, por los que subiremos para continuar por el camino.
Este tramo tiene unos 600 metros en total, y es donde más desnivel vamos a acumular en toda la ruta, al principio es un pelín exigente, pero rápidamente entraremos en calor y ya pillaremos el ritmo.
Al finalizar este tramos veremos una enorme roca con una espiral roja y blanca pintada. De ahí saldremos a un tramo donde la pista está asfaltada. Giraremos hacia nuestra derecha para continuar subiendo.
Ahora el camino va por pista, y la subida es algo más suave que en el tramo anterior.
Cuando llevemos unos 700 metros caminando, y poco antes de llegar al Puig de Creu, a nuestra izquierda volveremos a ver la espiral roja junto a unas flechas azul y amarilla pintadas en la roca. Aquí dejaremos la pista y continuaremos por ese sendero a nuestra izquierda.
Haremos una pequeña grimpada al principio, y luego seguiremos por un estrecho sendero entre la vegetación.
Al terminar este desvío, salimos directos al 100 Cim - Puig de la Creu. Aquí podemos ver la Iglesia Románica de Santa María del Puig de la Creu, y un castillo edificado entre los siglos XVI y XVII en perfecto estado de conservación.
Las vistas desde arriba, son una pasada.
Según cuenta la leyenda, en el siglo IX, el Conde de Urgell y Barcelona, Guifré el Pilós, batalla tras batalla, iba ganando terrero a los sarracenos que ocupaban estas tierras. Como los sarracenos no sabían qué hacer para detener a Guifré, trajeron desde África un arma secreta, una víbria, una hembra de dragón con gran ferocidad. Escondieron a la dragona en la Cova de Santa Agnés, en Matadepera, y allí, los sarracenos fueron alimentado a la bestia mientras ésta crecía sin parar. Tan grandes eran las conquistas del conde, que finalmente, los sarracenos abandonaron el lugar dejando a la víbria en la cueva. Al cabo de unas semanas, presa del hambre, la víbria salió de la cueva y empezó a devorar el ganado, quemó los cultivos y atemorizaba a los municipios de Castellar del Vallès, Matadepera, Sant Llorenç ... Los habitantes del lugar fueron a pedir ayuda al conde, y éste mandó a sus mejores caballeros a matar a la dragona. Cuando llegaron a la entrada de la cueva donde la víbria moraba, ésta salió rugiendo y enseñando sus temibles dientes. Los caballos, asustados, salieron al galope despavoridos, y se despeñaron en el cortado que hoy conocemos como el Cingle dels Cavalls. Al final , fue el propio conde Guifré el Pilós quien acudió personalmente a enfrentarse contra la víbria. Cuando estuvo frente a ella, no se asustó en ningún momento, y tras una dura batalla, clavó su espada junto al corazón de la bestia. Ésta gritó de dolor, y tal fue el estruendo de su alarido, que la montaña tembló y algunas enormes piedras llegaron a desprenderse. La dragona herida de muerte, emprendió el vuelo torpemente para huir, dirigiéndose hasta el Puig de la Creu, donde cayo en el Sot d'en Goleres. El conde, vino hasta aquí, y encontró a la bestia desangrándose, ésta huyó hasta la cima, y allí fue donde Guifré el Pilós la remató clavándole una lanza. Fué entonces cuanto se levantó la capilla de Santa María del Puig de la Creu, a fin de conmemorar este hecho.
Desde el campanario de la iglesia, bajaremos nuevamente al camino para girar hacia la derecha, dirección Font del Gurri.
Caminamos unos 100 metros, y llegaremos a un poste, donde tenemos nuevas indicaciones a seguir.
Giraremos hacia nuestra izquierda, para bajar dirección al Corriol de baixada / Font del Gurri.
El camino es bastante ancho, y tiene algún que otro tramo pequeño con tierra y piedras sueltas.
Pasaremos junto a otro poste con las indicaciones de Camins del Vallès Occidental / Sentmenat. Nosotros continuaremos rectos.
Unos metros más adelante, ya veremos a nuestra derecha el inicio del Corriol de Baixada.
Este corriol, es bastante estrecho, y baja serpenteando por entre el bosque.
Cuando llevemos unos 200 metros, saldremos a un tramo de pista bastante ancho.
Y unos 50 metros más adelante, veremos un poste a la izquierda del camino, que nos señala otro tramo de corriol, para seguir bajando dirección a la Font del Gurri / Sentmenat.
Nos metemos nuevamente en este segundo tramo del Corriol de Baixada, y salvamos algún que otro obstáculo en el camino.
Volvemos a serpentear mientras bajamos por el bosque.
Y llegamos a la Font del Gurri, donde vemos un cartel que nos avisa que el agua no está tratada y no tiene garantías sanitarias, así que si se nos ocurre beber de ese agua, cosa que no aconsejo para nada, lo hacemos bajo nuestra responsabilidad. Junto a la fuente, tenemos una imagen de la Virgen, y un poema de Joan Oliver grabado en unas baldosas de cerámica.
Continuamos bajando por este estrecho y tortuoso sendero, y salimos a otra pista ancha, donde giraremos hacia nuestra derecha para ir dirección Sentmenat.
Unos pocos metros más adelante, llegamos a un cruce, donde no haremos caso a las indicaciones de los carteles, y iremos hacia la izquierda. Como variante, si queremos acortar la ruta, podemos girar hacia la derecha e ir directos a Can Padró. Sería un tramo de 1,2 kilómetros prácticamente plano, y por pista ancha, en vez de los 2,7 kilómetros si continuamos con el trazado actual.
Nosotros giramos hacia la izquierda, y unos 100 metros más adelante, giraremos hacia nuestra derecha, por un tramo de pista que nos lleva hasta el tendido eléctrico.
Al pasar justo por debajo de las líneas de alta tensión, a parte de escuchar algún que otro chispazo, cosa que da un poco de mal rollo, las vistas son espectaculares.
Seguimos bajando y al llegar a un nuevo desvío, iremos por la izquierda. Hay una pequeña fita de piedras junto al camino, justo al inicio de este nuevo camino.
Avanzamos y llegamos hasta la Font de la Fagina, que al igual que la Font del Gurri, nos avisa que el agua no tiene garantías sanitarias, así que mejor no beber de ahí. Junto al caño de agua, hay un poema de Jacint Verdaguer en una pieza de cerámica. Delante mismo de la fuente, hay una mesa y bancos de piedra, en los que nos podemos sentar a tomar algo si nos apetece descansar un poco.
Continuamos caminando, y unos metros más adelante, a nuestra izquierda tenemos la Font dels Llorers. Aquí sí que baja un chorrito de agua, pero como antes, mejor no probarla, no sea que la liemos parda en nuestro estómago. Hay un cartel con las letras casi borradas por el sol, y donde cae el agua, observamos a un par de pequeñas ranas bañándose, así que las dejamos tranquilas y que sigan a lo suyo.
Nada más pasar la Font dels Llorers, unas escaleras de piedra, nos bajan directos al Salt de Can Montllor. Cuidado al bajar las escaleras, ya que son muy estrechas, están cubiertas de hojas, y pueden ser un poco resbaladizas, así que por precaución, mejor agarrarnos a la barandilla de madera por si acaso.
Lamentablemente, y como consecuencia de la sequía que padecemos y la falta de lluvias, el Salt de Can Montllor está totalmente seco. Qué lástima, porque con agua tiene que ser todo un espectáculo.
Ahora toca el tramo más feo de la ruta, hay que avanzar unos metros por el cauce seco del Torrent de Can Montllor, hasta encontrar un poquito más adelante, un sendero a nuestra derecha, que nos saca del cauce del torrente. Como está seco, no hay problema, pero si llevara agua ... creo que seguramente nos mojaríamos un poco los pies jejeje.
Cuando llevemos unos 250 metros por este sendero paralelo al cauce del Torrent de Cant Montllor, el camino nos obligará a cruzarlo, cuidado si lleva agua, y también cuidado con el verdín que hay, no sea que nos resbalemos.
Ahora que ya estamos en el lado derecho del cauce, avanzamos y seguimos bajando, mientras atravesamos un tramo de bosque con bastantes árboles caídos en el camino, los cuales tendremos que superar por debajo o saltándolos.
Cruzamos el cauce del Torrent de Cant Montllor por última vez, y después de una pequeña subidita, salimos a un ancho camino de tierra rojiza.
A nuestra izquierda tenemos la entrada a la zona de establos de la Masia de Can Montllor de Dalt, así que nosotros iremos hacia la derecha.
Avanzamos por este camino de tierra rojiza, y pasamos junto a Can Montllor de Dalt. Aquí debemos llevar a los perros atados, para evitar que molesten al ganado que anda suelto.
Unos 500 metros más adelante de Can Montllor de Dalt, llegaremos a una ancha esplanada con varios caminos a seguir, nosotros continuaremos por la derecha, dirección Can Padró / Puig de la Creu.
Unos metros más adelante, a nuestra izquierda veremos una cadena que impide el paso a los vehículo a motor, y un poste con las indicaciones Puig de la Creu / Castellar del Vallès, así que ahora iremos por aquí.
Seguimos otros 500 metros, y llegamos a una curva donde giraremos hacia nuestra derecha dirección Camí de Can Padró / Castellar del Vallès.
Ahora nos tocará subir por una corta pero intensa subida, mientras pasamos junto a la Masía de Can Padró.
Al finalizar esta subidita, a nuestra derecha tenemos una enorme balsa, y justo al lado del poste, hay una nevera con diferentes productos y su precio, por si queremos hacer una compra de última hora en medio de la montaña. Nos fijamos en el poste, y ahora iremos dirección Camí de Can Padró. Camí a la dreta / Castellar del Vallès.
Rodeamos el último tramo de la Masía de Can Padró por un ancho camino de tierra.
Pasada la masía, un poquito más adelante, el camino se bifurca. Nosotros iremos por el lado derecho, dirección Castellar del Vallès.
Avanzamos por este tramo del Camí de Can Padró, y a nuestra derecha veremos una pequeña obra dedicada al Pagès de Secà.
Pasamos junto a la Font del Cosidor, y luego llegaremos al Col·legi El Casal de Castellar del Vallès.
Dejamos la zona "salvaje" de la ruta, y salimos de nuevo a la civilización. Giraremos hacia nuestra derecha para seguir por el Carrer del Forn de Raig.
Seguiremos rectos unos 300 metros hasta llegar al parking, y así dar por terminada esta excursión. Una ruta sencillita, sin ninguna dificultad técnica, y en la que como siempre, deberemos estar muy atentos a los desvíos que tomamos para no perdernos.
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