Ayer por la tarde tocó un ruta junto al mar, así que hoy por la mañana ... montaña. Nos vamos hasta la frontera entre Navarra y el País Vasco, para hacer una ruta que nos llevará al Embalse de Lareo y las Cuevas de Sarastarri.
Para llegar a la zona de aparcamiento, tenemos que ir hasta el aparcamiento que hay delante del restaurante Lizarrusti Jatetxea. Nosotros hemos llegado por la A-10 y hemos tomado la salida 21 dirección Etxarri Aranatz. Luego hemos continuado hasta Etxarri Aranatz por la NA-2410, y posteriormente, al llegar a una rotonda en Etxarri Aranatz, hemos tomado la tercera salida dirección Beasain / NA-120. Seguiremos por esta carretera durante unos 9 kilómetros, hasta llegar al Puerto De Lizarrustiko Mendatea, punto limítrofe entre Navarra y País Vasco. Unos metros más adelante, a nuestra derecha, ya veremos la zona para aparcar.
La zona para aparcar es muy grande. Junto al restaurante Lizarrusti Jatetxea, tenemos muchísimos paneles informativos con infinidad de rutas para hacer por el Parque Natural de Aralar.
Nosotros empezaremos nuestra ruta por la parte izquierda del aparcamiento, junto a unos bancos y mesas de madera. Un poste de madera nos da la bienvenida al Parque Natural de Aralar.
El sendero nos lleva junto a unos columpios y toboganes, para luego hacer un pequeño zigzag, y llevarnos al camino principal, donde un poste nos indica todas las posibilidades que tenemos desde este punto.
Por aquí pasan el GR-283, el GR-35, el GR-20.1, el SL-Gi 2004 y el SL-Gi 2005, vamos, que tenemos unos cuantos sitios a donde ir. En nuestro caso, iremos por el GR-20 dirección Lareo.
El camino, de momento es muy amplio y casi plano. En los troncos de las hayas podemos ver pintadas marcas blancas, rojas y verdes, correspondientes a los GR y SL que pasan por aquí.
A unos 800 metros del poste indicativo, un enorme bloque se ha desprendido de la montaña y obstaculiza el camino. Un cable de acero y unas grapas en las rocas aseguran un poquito esta zona. Por si acaso, mejor pasar lo más rápido posible en este punto de la ruta.
Seguimos adelante y llegaremos a una intersección con otro poste indicativo, nosotros continuaremos rectos por el GR-20.1 dirección Lareo. Luego pasaremos por una puerta de madera para evitar que se escape el ganado. A continuación, el camino gira hacia la derecha y se estrecha un poco; como a nuestra izquierda hay un pequeño cortado, tenemos una cadena anclada en la roca para cogernos a ella, por si acaso.
Pasado el tramo de la cadena, el camino se vuelve a ensanchar, y a unos 50 metros, a nuestra derecha veremos la fuente de Akerreta, la única que veremos en toda la ruta. A unos 100 metros de la fuente, tendremos que pasar por un pequeño túnel que atraviesa la roca, excavado por los mineros de Lareo hace ya unas cuantas décadas.
Dejamos el túnel detrás nuestro y el camino se vuelve más estrecho y empieza a ganar desnivel poco a poco. Pasaremos junto a una zona de escalada, y unas enormes hayas a ambos lados del camino, como si vigilaran nuestro paso.
Un pequeño giro hacia la derecha y tenemos un improvisado mirador. Levantarse temprano es sacrificado, y más estando de vacaciones, pero poder disfrutar de estas vistas, solos, en silencio ... merece la pena el esfuerzo.
El camino sigue serpenteando un poquito más junto a la pared, y llegamos a una segunda puerta para evitar que el ganado vaya de una parte a otra. A partir de aquí, el trazado de nuestro recorrido se aleja de la pared para dirigirse hacia la izquierda.
Casi a 100 metros de la segunda puerta para el ganado, llegamos a la intersección de los arroyos Agauntza y Maizegi, cruzándolos por un puente de madera con las marcas del GR y SL.
Pasado el puente, tenemos un tramo de unos 400 metros muy amplio. Va junto al hilillo de agua que sale del Embalse de Lareo, así que si tenemos suerte podemos ver algún que otro anfibio.
Nos cruzamos con una carretera, y siguiendo las marcas del GR y SL, nos adentramos en un espectacular hayedo. Aquí tenemos dos opciones, o subir por la carretera o meternos en el bosque ... obviamente, nosotros nos alejamos del asfalto y nos metemos de lleno en el camino de tierra.
Miramos hacia la copa de los árboles, y el verde es espectacular. Si buscamos un poquito, veremos algunos ejemplares espectaculares, posiblemente los "padres" de todas estas jóvenes hayas.
El sendero entre el bosque nos hace salir a la carretera, y junto a ella, un enorme panel informativo sobre el Tejo, a ver si sois capaces de encontrarlo ... jejeje. Y sobre todo, nunca comáis sus frutos, que son venenosos.
La carretera nos lleva hasta el muro de contención del Embalse de Lareo.
En la parte izquierda del camino, tenemos un poste indicativo. Aquí se separan las rutas por las que hemos ido hasta ahora. Dejaremos el GR-35 y el SL-Gi 2004, y continuaremos rectos por el GR-20.1 dirección Sarastarri.
Junto al muro de contención, unos carteles nos indican que el baño en el embalse está prohibido, y que estamos en una zona vedada de pesca, es decir, que no se puede pescar.
Rodeamos este pequeño embalse de aguas turquesas. Fue construido en 1989 para garantizar el caudal ecológico del río Agauntza y
abastecer a los vecinos de Ataun.
En el camino, nos encontramos con una enorme babosa. Si no queremos terminar con las manos impregnadas de sus pegajosas babas, mejor no tocarlas para nada.
Pasamos junto al refugio y sala de emergencias que la empresa explotadora del embalse tiene situada en su cabecera, y cruzamos una puerta metálica para dirigirnos hacia nuestra derecha.
A unos 100 metros de la puerta metálica, un nuevo poste indicativo. Ahora dejaremos la pista y giraremos hacia nuestra izquierda para adentrarnos en otro hayedal, siguiendo el recorrido del GR-20 / Ataun.
Aunque nada más empezar este tramo del GR-20 salimos a una parte plana y muy amplia, a medida que avancemos la cosa cambiará totalmente.
El sendero se vuelve estrecho, y no para de ganar altura. Tiene alguna que otra zona embarrada y tramos kársticos.
Tras la parte con más desnivel, el camino se amplia. El recorrido está muy bien señalizado, y las marcas del GR-20 son muy visibles.
Tras subir durante 1,2 kilómetros por el GR-20, a nuestra derecha veremos un pequeño sendero con dos fitas de piedras a ambos lados. Es el desvío que tenemos que tomar para llegar a la Cueva de Sarastarri.
Este tramo hasta la cueva, no supera los 70 metros. Al poco de empezarlo, a nuestra derecha veremos una señal en forma de cruz con los colores del GR.
En menos de dos minutos llegamos a la entrada de la Cueva de Sarastarri. Como vamos muy bien de tiempo y el león del estómago empieza a rugir un poco, hacemos un pequeño alto en el camino y desayunamos antes de entrar en la cueva.
Como en el interior de la cueva no hay luz natural, y la temperatura es bastante inferior a la que tenemos en el experior, nos ponemos los forros polares, y los frontales y empezamos a explorar la Cueva de Sarastarri. La entrada es estrecha y bastante resbaladiza, sus paredes están cubiertas de musgo y alguna que otra babosa y araña, así que mejor no tocarlas mucho para no pringarnos, y bajamos despacito y con buena letra.
Una vez dentro, ya en su sala principal, primero exploraremos el lado izquierdo, y luego el lado derecho .. o como nos apetezca.
Cuando visitamos una cueva, siempre hay que ser muy respetuosos con lo que encontremos en su interior, y jamás de los jamases, llevarnos ningún "recuerdo" de su interior (perlas, trozos de estalacticas o estalagmitas ...), lo mejor es una foto y llevarnos ese recuerdo de su interior.
Podemos ver algunas de las formaciones más típicas de las cuevas, como coladas ...
Estalacticas y estalagmitas ...
Judit llega hasta el final de la parte izquierda después de subir por un tramo en el que se ha tenido que agachar, así que ahora nos vamos a ver la parte derecha de la cueva.
A pesar de la oscuridad que hay en el interior, siempre podemos encontrar algo de vida en ella, en esta ocasión unos ejemplares de Triphosa dubitata, un tipo de polilla gris bastante común en las cuevas.
Una columna perfectamente formada. La unión entre una estalactita y una estalagmita.
Al final de la parte derecha de la cueva, llegamos a un pequeño lago de unos 25 metros de largo, 10 de ancho, y unos 3 metros de profundidad, este el el final de nuestro recorrido, como no vamos equipados para cruzarlo, aquí termina nuestra exploración de la cueva. Puede que más allá del lago encontremos a la Mari o alguna Lamia.
Estamos en la Sierra de Aralar, un lugar muy especial para la mitología vasca. Según cuenta la leyenda, los gentiles, unos personajes de la mitología vasca dotados de fuerza sobrehumana, que
lanzaban grandes peñascos hasta lugares lejanos y son los constructores
de la multitud de cromlechs y dólmenes, estaban en la Sierra de Aralar cuando divisaron una extraña luz en el cielo. No sabían qué podría
significar y fueron a buscar al más anciano y sabio entre ellos.
Cuando los cansados ojos de éste consiguieron divisar el fenómeno
dijo: "Esa luz anuncia la llegada de Kixmi (Cristo), es el fin
de nuestra raza." Y dicho esto, todos los gentiles corrieron a una
cima a esconderse bajo tierra. Éste fue el fin de la existencia de los gentiles y la aparición de la diosa Mari que también tiene su propia leyenda en estos parajes. Cuenta la leyenda que "un grupo de carboneros que trabajaba en las proximidades de Sarastarri sacaba el agua necesaria del pozo existente en la cueva de Sarastarri. Cierto día, un joven carbonero acudió a la cueva a coger agua con su propia jarra, pero volvió a la cabaña asustado y sin agua. Entonces, el jefe de los carboneros fue a la cueva pero también volvió asustado y sin agua en la jarra. Los dos decían lo mismo: que en la entrada de la cueva habían visto una bella y esbelta joven peinándose el cabello; era la propia Mari".
Después de visitar esta preciosa cueva, volvemos a la sala principal y salimos al exterior.
Volvemos sobre nuestros pasos por el GR-20 para llegar de nuevo el Embalse de Lareo.
La bajada es mucho más rápida que la subida, y en 15 minutos nos plantamos en el poste indicativo, la mitad de tiempo que tardamos el camino en sentido inverso. Estamos atentos por si escuchamos algún silbido en el bosque, señal típica que el Basajaun hace cuando hay algún peligro en el bosque. Por suerte, el Señor del Bosque no nos tiene que advertir de nada.
De nuevo en el poste indicativo que hay en el Embalse de Lareo, continuaremos por el SL-Gi 2005 dirección Lizarrusti.
A través de las hayas, podemos ver las aguas del embalse.
700 metros más adelante, después de rodear el embalse, llegamos a otro poste indicativo, aquí giraremos a nuestra derecha para volver por el GR-35 / Lizarrusti.
Veremos marcas de GR, PR y SL, correspondientes al GR-35, GR-283, PR-Gi 2003 y SL-Gi 2005.
Vamos a parar a un curioso puente de madera que me recuerda a un drakkar vikingo, imaginación al poder jejeje.
El embalse de Lareo desde otra perspectiva.
Pasamos por encima de la presa del embalse, y llegamos al cruce donde seguimos por el GR-21.1 para ir a Sarastarri. A partir de ahí ya solo tenemos que volver sobre nuestros pasos y regresar al aparcamiento del restaurante Lizarrusti Jatetxea.
Ya de nuevo en el inicio / final del recorrido, damos por terminada esta excursión. Una ruta sencilla, recomendable al 100x100 por lo variada que resulta: el embalse, la cueva, sus bosques de hayas, el recorrido junto a las paredes ... no la dejéis escapar si tenéis la ocasión de hacerla, no os defraudará.
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