Esta mañana hemos ido a Vitoria a dar una vuelta por el casco antiguo, y aprovechar para hacer unas cuantas compras que teníamos pendientes, así que por la tarde toca excursión. Nos vamos nuevamente hacia el Mar Cantábrico y nos acercamos a la localidad de Gorliz para visitar el Faro de Gorliz.
Para llegar al punto de partida de esta ruta, iremos hasta el final de la Carretera Urezarantza de Gorliz.
Allí tenemos zona azul donde podemos aparcar el coche. El pago es obligatorio todos los días del año de 9 de la mañana a 9 de la noche. Lo máximo que se puede pagar son 4,5€ que nos da un tiempo máximo de 4 horas. Como no sabemos lo que vamos a tardar en hacer la ruta, ponemos 4,5€ para no tener que ir con prisas, o por lo que pueda pasar.
Una vez colocado el tiquet de la zona azul en el coche, y preparados, bajamos por la Carretera Urezarantza hasta la playa.
Antes de llegar, iremos al lado derecho de la calle.
Junto a una señal de dirección prohibida tenemos el acceso al camino que nos llevará al Faro de Gorliz. Se trata de un itinerario peatonal. También nos avisan que no debemos salir del camino y entrar en las parcelas, ya que hay ganado suelto que podría ser peligroso.
Al principio del itinerario peatonal, tenemos un poquito de sombra, la única que vamos a tener en toda la ruta, así que gorra, sombrero y gafas de sol sí o sí, además de un buen protector solar.
A unos 600 metros del inicio del Itinerario Peatonal, la carretera se bifurca, nosotros tenemos que seguir por el lado derecho, pasando entre una caseta de madera y una valla metálica. Hacia la izquierda se va a uno de los caseríos que hay en esta zona.
Hasta el desvío, la subida no era muy pronunciada, pero a partir de ahora sí que vamos a tener una fuerte pendiente.
El contraste de paisajes: el verde del monte; la arena de la playa;los edificios de la ciudad; el azul del cielo ... son una pasada.
Unos 500 metros más arriba del desvío para ir hacia el faro, a mano izquierda, veremos un sendero de tierra, por aquí será nuestro camino al regreso, para no tener que bajar por la carretera de nuevo, y así hacer una ruta circular muy bonita.
Cuando lleguemos a dos señales que nos advierten que entramos en una zona de desprendimiento bajo nuestra responsabilidad, la subida casi habrá terminado, a partir de aquí el camino se suaviza muchísimo, y la única pendiente a superar que nos quedará es la que hay antes de llegar al Faro de Gorliz.
A nuestra izquierda, el Mar Cantábrico.
Al terminar la última subidita de la carretera llegamos al Faro de Gorliz. Es el faro más alto de Euskadi. Ubicado a 165 metros de altitud, sobre los acantilados, el Faro de Gorliz cuenta con el título honorífico de faro de mayor altitud de todo el mar Cantábrico. En tiempos remotos, esta zona se utilizaba para avistar las ballenas en el Mar Cantábrico.
Una vez que hemos visto el faro por fuera, no se puede visitar, le damos un vistazo a los paneles informativo que hay y junto a una valla de madera, veremos un sendero de tierra que baja hasta nuestro siguiente punto de interés.
Se trata de un tramo corto, pero con bastante desnivel, así que resbalarse es fácil. Al principio tenemos ramas en las que agarrarnos, pero más adelante ya no hay nada a qué sujetarnos. Con cuidado, se baja bien, pero si no lo vemos claro, antes de empezar la última subida hasta el faro, a mano izquierda hay una pequeña senda entre la vegetación que nos lleva al mismo sitio.
Al finalizar esta pequeña pero intensa bajada, llegamos a una zona donde durante la II Guerra Mundial se instalaron tres baterías militares para protegerse de posibles ataques de los aliados, afortunadamente nunca se tuvieron que utilizar.
Junto a la primera batería, a mano derecha, tenemos la entrada a los túneles que dan acceso a las baterías de los niveles inferiores. Si no tenemos ganas de bajar por ahí, hay un sendero entre la vegetación que nos lleva hasta la segunda y tercera batería.
Nosotros no nos lo pensamos dos veces y nos metemos de cabeza en los túneles jejeje.
No hay nada de iluminación, así que toca usar la linterna del movil para poder ver alguna cosa. Después de bajar unos cuantos escalones y pisar algún que otro charco de barro, salimos al nivel de la segunda batería.
Vaya pasada de vistas que hay desde aquí.
Foto con la Isla de Billano al fondo, recordar que estamos en el Cabo Billano.
Volvemos a entrar de nuevo en los túneles para llegar al tercer nivel, el situado más abajo de todos.
Las paredes del túnel y las de las estancias, están decoradas con pintadas, así tiene un aire un poco más ameno y menos serio, qué le vamos a hacer ...
Llegamos al tercer nivel, donde todavía se conserva la batería militar. Ahora ya no tiene el típico color gris militar, está pintada de blanco, y decorada con cientos de pintadas.
El cañón está tapado, y si nos colocamos donde se dispara, impresiona un poco.
Delante de la batería, hay un pequeño sendero que baja hasta la costa.
Judit ya tiene preparado el móvil para volver a entrar en los túneles. La verdad es que dentro se está fresquito y apetece entrar, comparado con el calor que tenemos aquí afuera da gusto meterse en su interior.
A la izquierda del faro, tenemos una pequeña cala, según he leído se puede acceder a ella bajando por el sendero que había en la tercera batería, y luego girando hacia la izquierda.
Una vez que estamos nuevamente en la primera batería, a nuestra derecha hay un estrechísimo sendero entre la vegetación que nos llevará hasta la carretera de acceso al faro. Este sería el camino a tomar si no podemos ir por la bajada de tierra del faro a la primera batería.
Aunque al principio es muy estrecho, una vez que entramos en el encinar, se vuelve un poco más ancho. De momento es una excursión que nos está sorprendiendo muchísimo a los tres.
Poco antes de que el sendero termine y salgamos a la carretera, se vuelve a estrechar muchísimo, teniendo que ir a veces un poco de lado.
Volvemos a la carretera y bajamos unos 800 metros hasta llegar al inicio del camino de tierra a nuestra derecha.
Este segunda parte de la ruta es mucho más salvaje y natural que la primera. Para empezar tenemos un par de subidas un pelín fuertes, pero la recompensa visual que tendremos por el esfuerzo realizado merece la pena.
Una vez terminada la primera subida, las vista hacia cualquier ángulo son una pasada, realmente mereció la pena.
Otra subida y llegamos a la parte más alta de la ruta, y ahora toca ... bajar jejeje.
Barbie se detiene y estudia por donde se puede bajar más a lo cabra. Bajar por aquí con un doberman de 35 kilos atado a la cintura, con zapatillas de correr no es lo más aconsejable. Me resbalo un par de veces mientras bajo, pero al final Barbie no consigue tirarme al suelo jejeje.
Después de 300 metros de bajada, llegamos a un punto donde tenemos una bifurcación. A nuestra derecha podemos ir hasta el Fortín de Askorriaga. Una pequeña estructura militar que
fue construida en el siglo XVIII para la defensa de la Bahía de
Plentzia, lo tenemos a 200 metros de distancia, o sea que merece la pena hacer esta pequeña variante para visitarlo. Luego volvemos a este punto y seguimos por el sendero que baja hacia la izquierda.
También tenemos un panel informativo. Siempre merece la pena pararse un par de minutos a leerlos, que nos pueden enseñar muchas cosas del lugar.
Junto al Fortín de Askorriaga, una pequeña y preciosa calita. Parece que se puede acceder a ella por un sendero que baja desde las ruinas del castillo.
Unos metros más adelante, nos espera otra tramo con una buena subida.
Aquí el camino está algo más civilizado y tenemos alguna que otra escalera para ayudarnos a superar el desnivel, lo cual se agradece un poco.
Llegamos al final de esta última subida, y a nuestra izquierda tenemos a un montón de ganado, menos mal que cada uno está a un lado distinto de la valla.
Ahora dejaremos de disfrutar de las vistas a la costa y entraremos en el Bosque de Astondo.
El camino por el bosque está bien definido. Tiene tramos estrechos, y alguna que otra desgrimpada.
De vez en cuando salimos nuevamente a la zona costera y podemos disfrutar nuevamente de las vistas.
El camino vuelve a rodear los acantilados y a meterse de nuevo en el bosque.
La parte final del tramo por el Bosque de Astondo, tiene escalones, lo que nos faciltará terminar estre tramo, que acumula el mayor desnivel negativo de toda la ruta.
Salimos al Paseo de Astondo, donde iremos hacia nuestra izquierda.
Con unas preciosas vistas de la Playa de Gorliz, la Bahía de Plentzia y la Costa de Barrika, regresamos al coche y damos por finalizada esta ruta. Una excursión muy bonita y que no debemos dejar escapar si tenemos la ocasión.
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