Esta mañana, vamos a hacer una ruta muy suave, bueno en realidad van a ser dos rutas en una: la Vía Verde Itsaslur, que tiene su recorrido en Euskadi, y la Vía Verde del Piquillo, que transcurre por Cantabria.
Tenemos varias zonas desde donde podemos comenzar la ruta: al inicio en el País Vasco, a mitad de ruta, o al final de la ruta en Cantabria. Mi consejo es empezarla en Pobeña (Euskadi), así que hacia allí que nos vamos.
Un enorme mosaico para mostrarnos el recorrido y los punto de interés de la Vía Verde Itsaslur, nos dan la bienvenida al llegar a Pobeña.
La zona de aparcamiento en Pobeña es enorme, dudo que tengamos problemas para dejar el coche, y lo más importante, es gratuita jejeje.
Una vez que hemos aparcado bien el coche y nos equipamos, vamos subiendo por la zona de aparcamiento hacia el mar, que dejaremos a nuestra derecha. Un poquito antes de que empiece la Playa de la Arena de Pobeña, tenemos la Ermita de Nuestra Señora del Socorro; como está cerrada, le damos un pequeño vistazo por fuera y vamos al inicio de la Vía Verde Itsaslur, que nos queda a la izquierda de la ermita.
Estrechito, a la izquierda de la carretera y con otro mosaico de la Vía Verde Itsaslur, empieza la vía verde. Juntando las dos vías verdes, serán un total de 11 kilómetros 450 metros en una ruta lineal, es decir, volveremos por el mismo camino que a la ida. Tiene muy poca dificultad física, la única subida y/o bajada son las escaleras que tenemos a continuación, el resto es totalmente plano.
Son 120 escalones que nos servirán para calentar los motores, no se trata de ninguna carrera, así que con calma y buena letra, todo lo contrario a lo que Judit y yo hicimos ... a lo burro, a ver quien llegaba antes jajajaja, luego acabamos con los gemelos destrozados, por tontos jejeje.
Después de subir los escalones que nos ayudan a salvar el desnivel que hay de Pobeña a la Vía Verde Itsaslur, a nuestra derecha podremos ver la Playa de la Arena y Punta Lucero, merece la pena pararse un momento para hacer una buena panorámica del lugar, y de paso, recuperar un poco el aliento después de haber subido las escaleras corriendo jajaja.
Como dije al principio de esta entrada, la ruta es lineal y sin ninguna dificultad, ahora solo toca seguir caminando hacia adelante.
Llegamos a una bifurcación del camino, por la izquierda vamos a Kobaron, y por la derecha hacia el Cargadero El Castillo, nuestra opción a elegir es la de la derecha: el Cargadero El Castillo.
La Playa de la Arena es enorme, si pillamos un buen día, una opción que tenemos es quedarnos a comer en Pobeña cuando regresemos, y luego un bañito en la playa, que aunque está fresquita, apetece después de la caminata.
Unas cuerdas nos protegen al pasar por esta parte de la ruta, una de las más interesantes, ya sea por lo divertido de bajar las escaleras del cargadero y romper un poco la monotonía de la vía verde, o por la historia que ocultan estas piedras.
Se conoce a esta parte como El Cargadero, porque aquí estaba el único cargadero de mineral a mar abierto en toda Bizkaia. Inició su actividad en 1870, y la cesó en 1963. Al traer el mineral a este cargadero, se evitaban los gravámenes y las esperas de la Ría de Bilbao, donde habían 23 cargaderos.
El principal inconveniente es que al no tener la protección de un puerto, solo se podían cargar los minerales cuando el mar estaba en óptimas condiciones, es decir, entre los meses de abril a octubre. Aún así, el poco calado de la costa y las olas del Cantábrico, les dieron algún que otro susto a los responsables de este cargadero.
Subimos por unas escaleras al camino principal para continuar con la ruta.
Un mosaico nos da una explicación de como funcionaba el cargadero de mineral, lástima que algunos vándalos lo han estropeado, se podrían haber pintado sus ojos, a lo mejor así se les quitaban las ganas de ir guarreando las cosas.
Más adelante tenemos un panel informativo donde nos explican como se cargaba el mineral.
Último vistazo a la Playa de la Arena y al cargadero, hasta que volvamos a pasar por aquí a la vuelta de la ruta.
Delante nuestro, el Cantábrico, totalmente en calma. A nuestra izquierda, la parte conocida como la Punta del Castillo, donde hay varias edificaciones abandonadas y/o ruinosas.
Tras volver al camino principal desde el cargadero, el camino gira levemente hacia la izquierda y a nuestra derecha veremos el Cantábrico. Justo allí tenemos una vieja fuente de hierro forjado, si miramos a la derecha veremos un estrecho sendero.
Este sendero nos conduce a la Punta del Castillo, donde tenemos las ruinas de una instalación defensiva y varias edificaciones propias de la minería.
De vuelta al camino principal, se puede ver casi todo el recorrido que nos queda por hacer de la Vía Verde de Itsaslur y la Vía Verde del Piquillo. También podemos apreciar el gran cortado que hay hasta el Cantábrico.
Otra de las actividades que se llevaban a cabo en esta vía ferroviaria, era la extracción de algas, prueba de ello son las viejas y oxidadas poleas que vemos durante el trazado.
Otro mosaico junto a la polea, nos explica el proceso de la extracción de algas.
La orografía del terreno es muy particular en esta zona, de ahí que encontremos otro mosaico informativo explicándonos la geología de la zona.
Si miramos hacia abajo, podemos ver algún que otro pequeño flysch, una curiosa formación rocosa que sobresale del agua, aquí en Euskadi tenemos varios Flysch para visitar, el Flysch de Sakoneta será una de nuestras visitas más adelante.
La vía verde comparte su trazado con el Camino de Santiago, por que lo que es más que probable que hagamos el camino junto a algún peregrino.
Hemos visto un mosaico con información de cómo se cargaba el mineral, de la extracción de las algas, de la geología de la zona y ahora, uno que nos explica el ecosistema de la zona, para saber qué fauna nos podemos encontrar por aquí.
El día de hoy está nublado, de vez en cuando vemos algún que otro tímido rayo de sol, la verdad es que es una suerte que haga un día así, pensad que aquí no tenemos sombra alguna, y hacer esto a pleno sol, puede ser una auténtica tortura, ya lo dice el refrán: "no hay mal que por bien no venga".
Ahora el camino gira hacia la derecha alejándose del mar, llegamos a una zona de aparcamiento situada más o menos a la mitad de la ruta, también tenemos una fuente de agua potable. Como comenté al inicio de la entrada, es otro punto desde donde podemos empezar esta excursión.
El trazado del camino ahora va por el interior, alejado un poco de la costa, y después de pasar por otra zona donde podemos aparcar el coche, vamos girando hacia la derecha hasta llegar a otro punto donde tenemos otra fuente de agua.
Junto al enorme banco de hormigón, donde nos podemos sentar un momento, tenemos otro panel informativo que nos explica un poco las edificaciones que vamos a encontrar en pocos metros.
A la izquierda del camino tenemos varias edificaciones totalmente en ruinas.
Un panel informativo sobre el Camino del Norte.
El tramo por el que vamos ahora es una estrecha carretera en la que seguramente nos encontraremos más de una autocaravana pernoctando.
A Gemma le encanta la ruta, es super suave, ideal para que Barbie se vaya recuperando de sus heridas en las patitas, aunque al final se le volvieron a abrir la heridas otra vez, pobrica mía. Judit ... se aburre un poquillo, ella prefiera cosas más "off road" jejeje.
A la que llevamos 4 kilómetros desde el inicio de la ruta en Pobeña, llegamos a la frontera entre el País Vasco y Cantabria, un pequeño cartel junto a una higuera nos lo indica, por lo que aquí terminamos la Vía Verde Itsaslur.
Pasamos a Cantabria y empezamos la Vía Verde del Piquillo.
Caminamos unos 200 metros más por esta estrecha carretera y llegamos al final de la misma, a partir de ahora y hasta el final, ya no nos cruzaremos con ningún vehículo a motor.
Avanzamos unos 400 metros, y llegamos a la entrada de un tunel.
Tiene unos 100 metros de longitud, no tiene iluminación alguna, pero con la luz que entra por la otra boca, tenemos más que suficiente, así que no hace falta encender la linterna de móvil.
Aunque el túnel pueda parecer poco seguro por la cantidad de maderas, hierros y vigas que lo apuntalan, se puede pasar perfectamente por él.
Al terminar el túnel, salimos a la Ensenada de Ontón.
Miramos hacia atrás y vemos lo que parece ser la silueta de una cabeza recostada sobre la montaña, imaginación al poder jejeje.
Unas pilonas que impiden el paso a los vehículos a motor por este tramo de la Vía Verde del Piquillo, nos indican que hemos llegado a su fin / inicio. Si queremos, es otro punto desde donde podemos iniciar la ruta.
Un poco más adelante, tenemos los restos del Cargadero del Piquillo, otro cargadero de mineral a mar abierto. En la parte más baja del cargadero, un rebaño de cabras pastan a sus anchas.
Si vamos con cuidado, podemos bajar hasta los restos de la infraestructura que están más cerca del mar.
Los restos que podemos ver de este cargadero, nos dan una pequeña idea de que era el cargadero de mineral a mar abierto más grande. La estructura por la que se transportaba el mineral a los barcos, tenía 100 metros de longitud, de los cuales 65 metros eran los que sobresalían de tierra firme hacia el mar. Su anchura era de 6,20 metros, y tenía tres vías por las que iban los vagones cargados de mineral, era una estructura colosal. Su actividad se inició en el año 1896 y se terminó al final de los años 60. El 10 de diciembre de 1985, un temporal arrancó toda la estructura y los anclajes, haciendo desaparecer esta obra de la ingeniería.
Si miramos hacia el inicio de la ruta, podemos ver la Punta de El Castillo, y Punta Lucero, con su rompeolas.
Si miramos hacia Cantabria, vemos el complejo industrial que hay en Punta de Ontón.
Ahora toca volver sobre nuestros pasos hasta Pobeña, donde nos podemos tomar un buen aperitivo cuando lleguemos. Una ruta muy sencilla y bonita, con ningún nivel de dificultad, si exceptuamos las 120 escaleras del inicio; las vistas a lo largo del recorrido, espectaculares, y la historia que esconden estas dos vías verdes, digna de ser conocida.
FOTOS
DESNIVEL
MAPA
TRACK GPS
Distancia: 11 kilómetros 450 metros.
Desnivel: 185 metros.
Duración: 3 horas.
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