Aprovechando que esta mañana tengo fiesta, voy a ir con Adrià a hacer una ruta a la que le tengo echado el ojo desde hace bastante tiempo: Gorgs de Penjacans.
Para empezar esta ruta, tendremos que ir hasta Santa Coloma de Farners y llegar hasta la Plaça Sardana, allí tenemos un gran descampado a mano izquierda donde podemos dejar el coche.
Pasamos por el puente que hay encima de la Riera de Santa Coloma.
Giramos a la derecha y caminamos un rato por el Parc de Sant Salvador.
Pasamos por delante de la Font Picant. Se caracteriza por su elevada concentración de fluoruro, lo que hace que su agua no sea apta para lactantes y niños menores de siete años, mejor no beber de esta fuente por si acaso.
Una vez que acabamos el Parc de Sant Salvador, seguimos por un estrecho y bonito sendero.
Seguiremos el camino señalizado con las marcas blancas.
Salimos a un pequeño montículo desde el que se ven unos viveros, el camino principal sigue hacia la derecha, bajando a las plantas del vivero, nosotros no bajaremos, iremos por un tímido sendero que sale por la izquierda y empezaremos a jabalinear, toca ir campo a través, ya no tendremos señalización alguna y toca tirar un poco de gps.
Tras unos 300 metros al más puro estilo jabalí, salimos a un pequeño claro.
Justo delante nuestro vemos la Bassa d'en Camp, ahora seguiremos por un camino que sale por la izquierda hasta que lleguemos a otra explanada.
Continuamos por un camino que sale a la izquierda.
El camino empieza a llenarse un poco de vegetación.
El camino va a desembocar a una riera, ahora mismo seca o con tramos que tienen un pequeño hilillo de agua, la riera se llena por completo de vegetación, lo que nos puede dificultar un poco el paso, aunque si miramos bien siempre encontraremos algún punto por donde pasar. De vez en cuando veremos alguna que otra marca amarilla que nos confirmará que vamos por el buen camino.
A medida que nos acercamos al Pas de l'Ós, la vegetación desaparece y grandes rocas son las que nos dificultarán el paso.
Llegamos al Pas de l'Ós, el punto más delicado de toda la ruta, tenemos cuerdas fijas en la pared para poder superarlo sin problemas, pero claro, si llevas un doberman de 40 kilos, la cosa se complica un poco ya que tienes que agarrarte tú, agarrar al perro, ir subiendo, obligar al perro a subir vigilando que no se caiga ... por suerte no pasó nada, costó un poco pero al final Barbie subió, con Maya la cosa fue muy distinta, la metí dentro de mi mochila y subí en un plis plas.
Una vez que superamos el Pas de l'Ós, sorteamos las últimas ramas, zarzas, piedras y charcas de la parte inferior de esta riera y salimos a un camino ancho y limpio, lo cual se agradece bastante.
En esta parte del camino tenemos alguna que otra marca amarilla. Aquí yo con mis dos pequeñajas.
En una curva llegamos a un punto donde las marcas amarillas nos dicen que tenemos que dejar este ancho camino y subir por unas piedras, así que tendremos que volver a ir un tramo por el bosque.
Después de unas cuantas grimpaditas, saldremos a otro camino y giraremos hacia nuestra izquierda, ahora tendremos alguna que otra marca de color rojo como referencia.
Del camino sale otro a mano derecha hacia la Ermita de Farners y el Castell de Farners, iremos por él, un cartel nos lo señaliza, la cosa empieza a civilizarse un poco.
Unas cuantas marcas rojas en las cortezas de los árboles nos ayudan a orientarnos en esta otra parte de bosque.
Dejamos detrás nuestro el tramo de bosque y salimos a una parte bastante despejada donde hay unas barbacoas, aseos, zona de merendero y la Ermita de Farners. La ermita tiene una fuente, pero un cartel nos avisa que no es apta para consumo humano. La Ermita de Farners o Santuari de la Mare de Déu de Farners, es un edificio de origen románico, ampliado y modificado en el siglo XVIII. Se desconoce la fecha de la primera capilla pero está documentada su reconstrucción en 1200, promovida por el señor del castillo, Ramon de Farners. De aquel edificio queda el ábside semicircular y una parte de la nave, cubierta con bóveda apuntada. En el siglo XVIII se alargó la nave, se añadió el crucero, con cúpula elíptica y un gran atrio porticado y cubierto con tejado a dos aguas. El dintel de una ventana tiene grabada la fecha de 1766. En 1883 se construyó la escalera y el corazón. Se venera la Virgen de Farners, una talla de origen románico muy modificada (sólo es románica la parte del tronco), restaurada en 1998. Se celebra un encuentro anual el primer domingo después de la Ascensión .
En esta parte hay muchos carteles indicando varias rutas: Argimon, Ruta de les 10 Ermites ... nosotros seguimos hacia el Castell de Farners.
Antes de subir al Castell de Farners, a mano derecha en el camino, está el Turó del Vent, no está de más subirlo, no nos va a suponer un gran esfuerzo físico y solamente invertiremos unos diez minutos en subir y bajar para disfrutar de unas buenas vistes.
Desde el Turó del Vent, las vistas son una pasada, el Castell de Farners se ve espectacular.
Bajamos del Turó del Vent y subimos una pequeña ladera hasta llegar a una puertecita lateral por la que entramos al Castell de Farners.
El Castell de Farners debió ser construido hacia el siglo XI, época en la que aparece documentado por el primer castellano apellidado Farners. Posteriormente pasó a Vilademany, siempre, sin embargo, bajo el dominio superior de los vizcondes de Cardona. Fue abandonado hacia el siglo XV.
El castillo, formado por una torre maestra central, de planta redonda, y un recinto amurallado trapecial a su alrededor, se encuentra en muy buen estado de conservación después de haber sido restaurado recientemente. La torre tiene un diámetro de 8,40 y una altura de 12 m. Fuera del recinto amurallado hay una cisterna hecha con sillares bien picados que recoge el agua que baja de las rocas. Sobre las rocas hay restos de la muralla exterior.
Salimos del Castell de Farners por una puerta lateral y continuamos nuestra ruta por un camino que va hacia la izquierda.
El camino es de bajada y está muy bien. Barbie se lo pasa pipa cazando piñas jejeje.
Llegamos a un cruce donde tenemos unos carteles indicando varias direcciones, nosotros vamos hacia la derecha hacia el Gorg i Balcó de Penjacans.
Vamos haciendo caso de las marcas rojas. En el siguiente cruce seguiremos rectos.
Ahora bajaremos un buen trozo hasta llegar a una curva muy cerrada hacia la derecha.
En esa curva veremos un caminito que baja directo hacia el Sot de Penjacans, así que a bajar toca.
Tal cual bajemos al Sot de Penjacans, giraremos hacia la izquierda remontando un poco el cauce y llegaremos al Gorg de Dalt, Barbie es la primera de todos en llegar y en probar el agua.
Después de ver el Gorg de Dalt, volvemos hasta el sitio donde salimos al bajar el caminito y hay una gran roca donde hay marcas rojas, así que ahora empezaremos a bajar por el Sot de Penjacans para ver más gorgs.
A medida que vamos bajando la cosa se va complicando cada vez más, ramas, zarzas, y grandes rocas que complican mucho el paso, vemos un camino que sale por la derecha y salimos por él para llegar al Gorg del Diable.
Siguiendo el camino llegamos al Gorg del Diable, un salto de agua de unos 15 - 20 metros de altura. El problema ha sido llegar hasta aquí, hemos tenido que hacer un destrepe por la ladera de la montaña un poco complicado, como observación solo digo que a Barbie la he tenido que obligar a bajar ya que ella sola no se atrevía, la bajada tenía muchísima inclinación y nos ayudábamos de raices, piedras y hierbajos varios para no rodar por ella. El sentido que hemos elegido nosotros para hacer la ruta hace que para llegar al Gorg del Diable tengamos que destrepar ese tramo, en sentido inverso, sería subir, que siempre es más fácil, pero luego tendríamos que bajar por el Pas de l'Ós, que cada uno valore y decida el sentido de la ruta.
Volvemos a seguir el curso del Sot de Penjacans hacia abajo, siguiendo marcas rojas y amarillas pintadas en los árboles.
El cauce cada vez está más vestido de vegetación y hay tramos en los que avanzar es algo complicado, así que decidimos salir del Sot de Penjacans siguiendo las marcas rojas de los troncos.
Subimos una cuestecita de unos 150 metros y salimos a un camino en el que podemos seguir las marcas rojas que nos han guiado anteriomente.
El camino es todo bajada, hay algún que otro ramal que sale por el lado derecho, nosotros siempre seguiremos por el camino principal hacia abajo.
El camino termina justo cuando nos cruzamos nuevamente con el Sot de Penjacans. Hay un tronco donde volvemos a ver las indicaciones rojas y amarillas, así que bajamos un pequeño terraplén y cruzamos el cauce por donde menos nos mojemos.
Al llegar a la otra orilla, salimos a un punto donde hay marcas rojas y amarillas, nosotros seguiremos por un camino paralelo al Sot de Penjacans hacia la derecha para llegar al siguiente punto de interés de la ruta.
El Gorg de Baix, como siempre Barbie probando la calidad del agua, parece que le gusta jejeje.
Volvemos a bajar paralelos al cauce hasta llegar al punto donde vimos las marcas, ahora subiremos siguiendo las marcas rojas.
El camino es todo subida, suave pero constante, solamente tenemos que ir atentos para ver las marcas rojas y hacerles caso en los cruces y desvíos que vamos encontrando.
Los compitruenos jejeje.
Estamos atentos a las marcas rojas y llegamos a una curva donde tendremos que seguir hacia nuestra derecha.
Avanzamos hasta que se acabe el camino y tendremos que ir por un sendero a través del bosque durante unos 100 metros.
Y llegamos al Balcó de Penjacans, las vistas desde aquí son fabulosas.
Dejamos detrás nuestro el Balco de Penjacans y seguimos las marcas rojas.
Salimos a un nuevo cruce donde la marca roja nos dice que tenemos que seguir hacia nuestra derecha, nosotros no le haremos caso y seguiremos hacia la izquierda, a partir de aquí la ruta es todo bajada.
Si vemos algún desvió, nosotros siempre hacia abajo, por el camino principal.
Pasamos junto a un gigantesco castaño que le da un aire misterioso al camino.
A medida que bajamos el camino se va civilizando más y más hasta convertirse en una pista de tierra por la que circulan vehículos.
Dejamos a nuestra izquierda la Casa Rural Can Miquel.
La pista de tierra se acaba y salimos a una carretera asfaltada, así que toca llevar a las bichillas atadas. Pasamos junto a la Hípica de Ca n'Oliveres, las vallas que la rodean están electrificadas, mientras vamos andando escuchamos los chispazos en los cables de la valla, mejor no tocarlas.
Ahora un tramo con unos setos perfectamente cortados, no se sale ni una ramita.
Paralela al Camí de Can Lloret, tenemos la Gorga d'en Vilà, un presa construida para abastecer de agua a los regadíos de la zona. Antiguamente era el lugar donde los colomencs venían a bañarse y aprender a nadar.
Dejamos la carretera y seguimos por un camino de tierra que nos lleva a unos viveros, nosotros seguiremos por el camino de la izquierda, si subiésemos por el de la derecha saldríamos a la Bassa d'en Camp.
Vamos por el camino del vivero durante unos 500 metros.
Al llegar a la parte final de los viveros, iremos por un camino que sale a su derecha.
Siguiendo este camino de la derecha salimos al montículo desde donde nos desviamos por primera vez al empezar la ruta.
Subimos este pequeño montículo y ahora solo tenemos que seguir por el camino de las marcas blancas.
Seguimos por el camino hasta llegar a la Font Picant y al Parc de Sant Salvador.
Distancia: 11 kilómetros 300 metros
Desnivel: 520 metros
Duración: 4 horas
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