01 febrero 2015

TURÓ I EMPEDRAT DE MOROU (Santa de Montseny - Vallès Oriental)


Hoy, después de muchos intentos, he convencido a mi buen amigo Sergio, del Centro Canino La Masia, y hemos organizado una salida con nuestro perros para ir por el Montseny. El trayecto elegido ha sido L'Empedrat de Morou, una ruta suave y apta para todas las edades, a la que podemos añadir un punto de dificultad si hacemos la subida hasta el Turó de Morou.


Para llegar a nuestro destino, vamos por la A-7 y tomamos la salida 11, dirección Sant Celoni. Si lleváis gps, no le hagais mucho caso, ya que nos hará ir hasta Santa Maria de Palautordera y subiremos por una carretera estrecha y llena de curvas, así que, mi consejo: al gps ... ni caso.


Una vez en Sant Celoni, hemos de ir a buscar la BV-5114, dirección a Campins, y luego solo hay que seguir la carretera hasta llegar a Santa Fe del Montseny, donde tenemos una amplia zona para aparcar a la entrada. Si ésta estuviera llena, a mano derecha tenemos otro gran parking de tierra.


Una de las primeras "cosas" que nos llamará la atención al llegar son estos tres grandes árboles, tres sequoias (Sequoia semprevirens). A pesar de que nos puedan parecer gigantes, todavía son unos "bebitos", se calcula que tienen entre 80 y 200 años; en California hay ejemplares de 3.500 años y 115 metros de altura. Se cree que se plantaron a principios del siglo XX, entre los años 1900 y 1910. No está muy claro si se plantaron las semillas o si plantaron los árboles traídos desde California, de ahí la duda de su edad. Originariamente había cuatro sequoias que simbolizaban las cuatro barras de la bandera de Catalunya, pero un rayo mató a la primera.


Can Casades, una casa de veraneo construida a principios del siglo XX. Pertenecía a una adinerada familia de la burguesía catalana. En los años 70, la Diputación de Barcelona la adquirió, la restauró por completo, y actualmente es un punto de información para los turistas que vienen al parque.


Poco antes de entrar en Can Casades, a mano derecha, tenmos unos paneles informativos donde aparecen diferentes rutas que se pueden hacer en esta parte del Parc Natural del Montseny


Después de entrar en Can Casades y recopilar diferentes trípticos informativos, volvemos al camino y empezamos la ruta: L'Empedrat de Morou, señalizado con marcas naranjas, así que ... allá vamos.


Estamos a principios de febrero, las temperatura son bajas, y tenemos la suerte de ver Lírios de Nieve (Galanthus nivalis). Una planta que florece durante el período invernal de los árboles. Está protegida y se puede recolectar, así que ... una foto, y la tendremos para siempre.


Somos un buen grupo, 26 humanos y 21 perros. Con gran variedad de razas y tamaños, desde la pequeña Maya (Chihuahaua), a la grandota Yibril (Gran Danés). Tenemos la diversión asegurada.


A nuestra izquierda, Les Agudes ... quien sabe, a lo mejor es nuestro siguiente reto jejeje.


Siguiendo el camino, todavía de asfalto y adaptado para personas con movilidad reducida, pasamos por un puente de madera y, debajo nuestro, vemos la Riera de Santa Fe. No está en su máximo esplendor, pero aún así lleva un poquito de agua.


Nada más pasar el puente, a unos poco metros, veremos otro indicador. Dejaremos el camino asfaltado y, a partir de aquí, ya seguiremos por pista de tierra.


Los perros están un poco ansiosos y tienen ganas de ir sueltos y libres para corretear por la montaña. Hasta que no pasemos Can Lleonart, no les daremos "libertad".


Can Lleonart, la primera Escola de Natura de toda España. Fue creada en el año 1971 aprovechando otra casa de veraneo del Valle.


Cuando pasamos Can Lleonart, giraremos a la derecha. Antes veremos esta casa, se la conoce como "La Casa Partida". Es muy peculiar, ya que realmente parece que le falta una mitad. Originalmente, se tenían que construir dos casas, pero por falta de presupuesto, solo se pudo construir una mitad, quedano con este aspecto y de ahí su nombre. Actualmente está habitada.


Por fin empezamos la ruta por la montaña.


El bosque está principalmente formado por hayas, que extienden sus raíces por el camino, así que hay que ir mirando abajo para no tropezarnos con ellas. Una vez aquí, la presencia de otros excursionistas es muy escasa, así que por fin dejamos a nuestros peludos libres. Al principio es una locura, carreras, por aquí, carreras por allí, pero rápidamente se desahogan y el órden vuelve a la manada.


Me llama mucho la atención el tamaño que tienen los acebos: boix grèvol (Ilex aquifolium). A pesar que se trata de un arbusto, en esta parte del Montseny son muy grandes, convirtiéndose en árboles de hasta 16 metros. Recordad que es una planta protegida y que está prohibido llevarse una ramita a casa para decorar la navidad.


El camino es ancho y con mucha señalización. Aquí podemos elegir entre subir al Turó de Morou o seguir por el Pla de Mulladius.


También es un muy buen lugar para hacer una pequeña para de 15 minutos y comernos el bocata y tomarnos algo calentito, llevamos cuartro litros de chocolate y café con leche caliente que nuestro grupo excursionista agradece. Estamos a 3ºC, y al ver los termos con la bebida caliente se les ha iluminado el mundo jejeje.


Yendo hacia el Turó de Morou, entre unos Ginebrons o Enebros, en el suelo todavía queda un poco de nieve, así que Judit aprovecha para acribillarnos con unas cuantas bolas de nieve.


Si subimos al Turó de Morou, el camino se vuelve más empinado y con muchas piedras a medida que nos acercamos al "cim".


Una vez que llegamos arriba, si la meteo nos lo permite, las vistas son muy buenas. Luego solo queda seguir las marcas naranjas para llegar hasta L'Empedrat de Morou. Es una de las dos opciones que podemos elegir en el desvío.


Una vez terminamos el corto desayuno, reemprendemos el camino. En vez de subir por el Turó de Morou, seguimos por el Pla de Mulladius, la variante más sencilla y asequible para todos los miembros del grupo. 


Cuando el camino está cubierto de hojas, hay que ir con cuidado, ya que puede ocultar pequeñas trampas "ninja" en forma de agujeros, palos atravesados que no vemos o piedras con las que podemos tropezar.


Mi extraña pareja: "Maya" y "Barbie". Aunque no lo parezca son hermanitas. Maya es la mayor de las dos, pero todavía no acaba de dar el estirón jajajaja.


Cuanto más avanzamos, los bloques graníticos son más grandes y abundantes.


L'Empedrat de Morou. Una gran placa de granito donde se puede observar toda la secuencia de la formación del suelo. Primero la fragmentación del bloque, formándose las piedras, y luego la descomposición de las piedras hasta formar la arenisca.


Desde aquí tenemos unas fabulosas vistas del Turó de l'Home, Les Agudes, Santa Fe del Montseny, el Vallès, la Serralada Marina ...


Al pasar L'Empedrat de Morou, todo es bajada; el primer tramo tiene bastantes piedras, así que cuidado al bajar.


Cuando entremos nuevamente en otra "fageda", el camino se suaviza mucho y las piedras desaparecen, aunque podemos encontrarnos con alguna que otra raíz y tramos cubierto con hojas, escondiendo agujeros.


Por si tenemos dudas de donde estamos ... cartelito.


A medida que nos acercamos al Pantà de Santa Fe, el camino se vuelve más ancho y plano.



Somos un poco desastres y no nos hemos acordado de hacer una foto del grupo, así que esto es lo más parecido que he podido conseguir, y eso que falta más de la mitad de la gente.


El itinerario marca ir por la izquierda orográfica del pantano, pero nosotros vamos por la derecha. Hay bastantes "playitas" donde los perros se pueden bañar, y al haber menos gente, podemos estar más tranquilos de que no molesten a nadie.


Cuando atravesamos el pantano, por precaución para nuestros animales, los llevamos atados. La barandilla es un punto por el que alguno se podría caer, así que más vale prevenir que lamentar.


El Pantano de Santa Fe fue construido entre los años 1920 y 1935. Tiene una altura máxima de 19 metros, y se construyó para abastecer de electricidad al Hotel de Santa Fe del Montseny.


Paralelo a la orilla, hay un camino muy ancho, con algún que otro tramo donde podemos llegar al agua cómodamente.


Fly no ha podido resistirse a mojarse las patitas, aunque más tarde sí que se da un buen chapuzón, con su correspondiente rebozado en hojas secas jejeje.


Cuando el pantano empieza, vemos este desvío. Si subimos por la izquierda, llegamos directamente a Can Casades, el punto de inicio. Si seguimos por la derecha, iremos paralelos a la Riera de Santa Fe del Montseny. Con el grupo fuimos por la izquierda, ya que empezó a nevar bastante y antes que la cosa se complicara, decidimos ir por el camino más corto hasta los coches. Cuando fui yo a hacer el reconocimiento de la ruta, seguí por la riera hacia arriba, opción que os explico a continuación.


Si seguimos paralelos a la Riera de Santa Fe, el camino cada vez se va estrechando más, llegando a tramos en los que solo cabe una persona. También hay que tener en cuenta que tendremos que atravesar varios torrentes que desembocan en la Riera, por lo que si no llevamos calzado impermeable, se nos mojarán los pies.


Aquí tenemos "La Fabriqueta", que hacía las funciones de central eléctrica para abastecer al hotel de electricidad. Se construyó al mismo tiempo que el pantano.


Hasta "La Fabriqueta" el camino es plano y ancho, pero más adelante se vuelve estrecho y hay algún que otro tramo donde tenemos que trepar.


La Riera de Santa Fe nace a 1.300 metros de altura, justo debajo del Turó de l'Home, allí tiene el nombre de Riera de Passavets; luego al pasar el Pla dels Ginebrons, se llama Riera de Santa Fe, hasta pasado el pantano, donde vuelva a cambier el nombre por el de Riera de Gualba, hasta llegar a la población del mismo nombre, donde desemboca en el Río Tordera.


Hay pequeñas pozas donde los perros se pueden bañar, pero Barbie no está por la labor, el agua está helada.


Si os acercáis mucho al agua, tened cuidado donde pisáis, hay un musgo de color rojo en las piedras que resbala muchísimo, os lo puedo asegurar, yo y mis pantalones mojados jajajajaja.


Al final de la Riera nos toparemos con este muro: "L'Estanyol"; fue el primer embalse que se construyó para tener electricidad en el hotel pero, como era muy pequeño, no generaba la suficiente energía, por lo que se construyó el otro más abajo, esta vez muchísimo más grande. Aquí tendremos que trepar un poco por la izquierda y salimos a un camino que nos lleva hasta el hotel.


El camino no está marcado en sí, aunque es muy evidente. Solo tenemos que seguir rectos y ya veremos las edificaciones a lo lejos. No se os ocurra cruzar la riera por este tramo, recordad que esto antes fue un pantano, y la zona está totalmente inundada, aunque no lo parezca. Depende de donde piséis, el agua os puede llegar hasta las rodillas ... os lo puedo asegurar. Así que seguir por el camino y no probéis inventos.


Llegando de nuevo a la civilización.


El Hotel de Santa Fe del Montseny, construido en el año 1914, con un estilo modernista neomedieval. El material utilizado para su construcción fue el propio granito gris y rosa que encontramos en el Montseny.


Aquí podemos ver la Ermita de Santa Fe del Montseny. El auténtico corazón de este Valle. Se cree que se construyó en el siglo XIII. Es de origen románico, aunque ha sufrido tantas modificaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos que solo se conserva un muro y alguna piedra de la fachada original.


Así es como quedó el aparcamiento después de la nevada.


Y así quedó el camino...precioso! Una ruta muy agradable, apta para todas las edades.





             

           FOTOS                            DESNIVEL                             MAPA                           TRACK GPS


Distancia: 6 kilómetros 500 metros.
Desnivel: 280 metros.
Duración: 3 horas.


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